Las primeras semanas
Después de nacer el potro, al poco rato intenta ponerse en pie, aunque necesita de unos cuántos intentos no tarda mucho en conseguirlo. A veces su madre le ayuda en ese proceso. Poco después se engancha en uno de los pezones de su madre para tomar su primera leche y la más importante.
El calostro, es la primera leche con unos niveles de calcio y potasio muy elevados, además de tener las defensas que necesita el potro.
El potro aprende a lo largo de su vida y es crucial dejar que las primeras semanas sean exclusivas de la yegua y su potro. Es importante que no nos interpongamos.
El imprinting
El imprinting modificado y realizado por humanos, lo implantó un veterinario americano llamado Dr.Miller. Dice que si a un potro recién nacido se le pone un termómetro, le cogen los pies, le tocan por todo su cuerpo etc… El potro tendrá mejor relación con el humano.
Pero estudios realizados por varios etólogos, demuestran que el imprinting prematuro rompe la cadena materno normal y puede afectar al estrecho lazo que se crea entre su madre y su potro.
Un estudio posterior, con tres grupos de potros, un primer grupo de potros improntados según las recomendaciones del Dr.Miller, un segundo grupo de potros que se crió salvaje en su manada y un tercer grupo donde las yeguas tenían una relación buena con los humanos, sin utilizar el imprinting con los potros.
El resultado a la hora de domarlos fue, que el grupo más difícil fue el de los improntados, después el que vivía en libertad con su manada y por último, el grupo que tenía buena relación con las personas.
Esto tiene una explicación muy sencilla. Cuando improntamos un potro estamos realizando una doble impronta, por una parte lo que le estamos mostrando al potro, y por otra, el temor y el estrés que está demostrando su madre hacia lo que estamos haciendo con el recién nacido.
Aunque nosotros no lo detectemos, el potro siente el estrés de su madre.
La hora del destete
El destete es uno de los momentos que puede crear problemas de comportamiento en el potro, incluso es una de las causas de futuros caballos agresivos.
La causa principal es la premura con que separamos al potro de su madre, aunque ahora hay un poco más de conciencia y en vez de destetarlo a los cuatro meses se alarga hasta los seis meses, sigue siendo demasiado temprano.
Si además añadimos, que en la mayoría de los casos el potro pierde de vista a su madre, el problema emocional es aún más grave.
¿Entonces cuál sería la edad correcta para destetar un potro?
Si nos basamos en las yeguas que viven en libertad, el destete del potro lo suelen hacer entre los nueve y diez meses. La madre a esta edad no le permite seguir mamando, ya que en breve tendrá otro potro que nacerá y deberá alimentar con buena leche y por supuesto su calostro.
Además a la edad de nueve meses, el potro se alimenta perfectamente sólo, sin tener la necesidad del suplemento de su madre. La educación la seguirá recibiendo de las otras yeguas que viven en la misma manada y el padre empezará a interactuar más con el potro.
Por lo que considero, que hacia los nueve meses es una buena edad para destetar al potro paulatinamente.
Sería perfecto, si hay posibilidad, dejar al potro con otros potros y con otros caballos. Por supuesto, que no pierda la visión de su madre, eso le ayudará a estar más tranquilo y adaptarse mejor en el grupo.