Una raza para valorar
El caballo español, una de las razas más bellas, elegantes y nobles que existen. De crin espesa y sedosa, de pelo atractivo y brillante, de movimientos rápidos, enérgico y equilibrado. De mirada dulce, expresiva y serena. Sus formas proporcionadas (empezando por la cabeza) acaban por transmitir esos trotes elegantes y majestuosos tan reconocibles.
La altura de estos caballos oscila entre 155 y 175 centímetros. No es una de las especies más corpulentas. Sin embargo, los rasgos citados aportan una importante agilidad. Sus colores más habituales son el tordo y el castaño.
Origen
Según el profesor emérito de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León, Don Miguel Abad Gabin y autor del libro “El caballo en la historia de España”, el origen del caballo actual procede del caballo Prjewalskii (raza que lleva el nombre de su descubridor, un oficial inglés llamado Prjewalskii) , el cual se extendió por el sur de Asia y África. Después fue evolucionado hasta aparecer el caballo Tarpán que a su vez se extiende por el norte y Europa.
En el primer milenio antes de Cristo, ya tenemos en la Península Ibérica tres morfotipos diferentes de caballos:
- Uno es el caballo ibérico (del mismo origen que el berberisco) que pasó de África a España. Dio lugar al Andalusí de los árabes españoles.
- El segundo es un caballo grande, descendiente del Tarpán, el Fieldón o Thieldón, que traen los protoceltas. Del Fieldón deriva el caballo Castellano-Leones.
- El tercero es un caballo pequeño que llegó sobre los siglos VII y VI a.C, el cual Julio César señala como Celta en las Galias y que Plinio el Viejo, en la Celtiberia, describe como “Asturcón”. Este caballo pequeño da origen a todos los ponis españoles, el propio Asturcón, el poni Gallego, la Pottoka…
Posteriormente del cruce del Andalusí con el caballo Castellano, nace el caballo Andaluz, que mejorado dará lugar al caballo Español. Esto ocurre en tiempos de Carlos I y Felipe II.
El episodio histórico que sentó las bases del origen de la actual raza de caballos españoles fue la unificación de ejemplares con características similares ordenada por Felipe II. Las Caballerizas Reales de Córdoba y la Yeguada Real serían los focos originarios de la raza, tal y como la conocemos ahora. La vocación de estos proyectos consistía en proporcionar funciones polivalentes a estos caballos.
La nobleza de estos ejemplares
Los caballos españoles transmiten confianza a los humanos. Sus reacciones son equilibradas y denotan una docilidad (que no debes confundir con la pasividad) y su receptividad al aprendizaje. Caballos de nobleza incomparable, de su nombre desciende la palabra “caballero”.
En definitiva, un caballo de gran valor para todos los amantes de esta especie.